La decisión tomada por 25 alumnas de grado Décimo, que celebraron el pasado 13 de marzo el Sacramento de la Confirmación, sigue poniendo en evidencia que hay jóvenes que con su alegría, espíritu crítico y valentía abren su corazón con generosidad a la misión que Jesús da a la Iglesia: Ser testigos de su amor y de su fraternidad en todo tiempo y lugar (Hch 1, 8).

Si bien resulta retador y desafiante vivir este llamado de Dios en las actuales circunstancias, el testimonio que éstas jóvenes nos empiezan a dar, nos muestra que vale la pena seguir arriesgando todo por nuestro Señor, pues Él no nos quita nada, en cambio nos da todo (San Juan Pablo II). Esta es la certeza que encontraron tanto ellas como sus familias, tras la preparación al sacramento, el retiro que tuvo lugar de manera virtual y presencial el pasado 8 de marzo y la experiencia de la misericordia de Dios en el Sacramento de la Reconciliación.

“Haz Señor que seamos valientes testigos de la fraternidad y la solidaridad”.